sábado, 17 de marzo de 2012

INVESTIGANDO SOBRE EL PROFESOR

Ya llevamos algunas clases de Educación Artística con Ángel y en alguna ocasión nos ha hablado de sus estudios y  de algunas becas que ha obtenido  para ampliar su formación en el extranjero. Y pensando se me desperto la curiosidad de saber más sobre nuestro profesor, entre en google puse su nombre y me salieron distintas noticias e información sobre él. 
Por ello aquí os dejo una entrevista que le hicieron tras ser nombrado el artista del mes. Espero que os sirva para conocer un poco más a nuestro profesor y para que podáis apreciar el gran artista que es.

¿Cuándo comenzaste en el mundo del arte?
Mis inicios se remontan hacia finales de los 80, por aquella época de juventud formaba parte de varios grupos de experimentación teatral que hicieron posible además del acercamiento al hecho dramático, un contexto ideal donde proyectar mi inicial curiosidad hacia el mundo de las imágenes y de la representación. Con los años, el interés por la dramaturgia contemporánea generó en mi una inquietud hacia las artes plásticas y visuales comenzando los estudios en Bellas Artes, recien concluidos los de Ciencias de la Educación. A partir de entonces, inicio una transformación de intereses, en cuanto a los medios de expresión, y comienzo mi trayectoria plástica, desapareciendo paulativamente la dedicación y experiencias en el territorio de lo dramático. Aún así, pasados ya algunos años desde aquello inicios, pervive en mi trabajo influencias de aquella época como son una tendencia a lo perfomático y a las “situaciones de acción” que caracterizan muchos de mis proyectos. 

En cuanto al por qué, no lo tengo tan claro. Quizás ha existido siempre una vocación artistica en mi familia, cosa que sin duda agradezco. Realmente, no tengo excesivos recuerdos de mi niñez, pero si que recuerdo el olor del óleo al entrar en el espacio de trabajo de mi padre y una sensibilidad compartida con el resto de mi familia en todo tipo de cuestiones artísticas y estéticas. Creo que mucho antes de que mis compañeros/as de escuela tuviesen su primera experiencia estética ante un objeto artístico, yo ya estaba vivenciando estas cuestiones de una forma natural y cotidiana. He tenido esta suerte y también la capacidad de ser sensible a este contexto. 

Tu obra es muy variada dentro del arte contemporáneo, desde la pintura hasta las instalaciones pasando por las esculturas ¿tienes alguna preferencia a la hora de elegir los temas que llevas a tus obras y el formato en el que irán? 
Yo creo que no poseo ninguna predilección por un lenguaje concreto, ni tampoco por un tema, ni por un formato especifico. Sería terrible para mi discurso. No me interesa particularmente una forma unidireccional de expresión, creo que la materia y el medio son sólo una posibilidad que de alguna manera condicionan el trabajo y el mensaje, pero por encima de esto se encuentra la idea, y más aún; su necesidad. Es justo en este momento que entramos de lleno en la cuestión del “lenguaje”. Considero que la idea, eso que definitivamente intentamos desentramar y volver a reconstruir a través del proceso creativo, puede y debe de constituirse en la experiencia creativa de forma que nos proporcione la posibilidad del cambio, de la transformación y de una constante experimentación, extendible a todos aquellos medios que se deseen abarcar para alcanzar el objetivo artistico.

¿Cómo decides cómo será tu próxima obra? ¿Qué te inspira?
Realmente no lo decido. Puede ocurrir de la forma más inesperada, para lo cual uno debe de estar siempre alerta y “al acecho”. Si existe una decisión clara, al menos en mi trabajo, es la necesidad de ser fiel a mi propia mirada. Esto es algo que el tiempo va conformando con cada experiencia, como la vida misma. Al principio el universo de posibilidades es casi infinito y es frecuente el tituveo, pero con el paso de los años las elecciones se hacen más metódicas, y tanto los deseos como los resultados se plantean de una manera más precisa. 

El tema de la inspiración, lo que otros llamaban trasnochadamente “musa”, es también paradójico. No sólo entra en juego el método que cada uno establece para posible que el lenguaje se establezca. También es un acervo de elecciones visuales, de una particular forma de mirar y de ver; del interés que pueden suscitarte los contenidos del exterior, del mundo que hay más alla del taller, del estudio o de tu propio pensamiento. En el día a día son miles las posibilidades de combinación, las casualidades y causualidades, y esto realmente es el material de mi trabajo. Influye todo; lo afectivo, lo económico, lo tecnológico y como no, cierto “aprendizaje” en relación a elementos de la realidad que aparecen y desaparecen, fluctuando y dotando de significados nuestra vida. Creo que es en el ser concientes de todo esto, donde opera la elección creativa; donde reside eso que, en un lenguaje más cotidiano, definimos como la fuente de nuestra inspiración. 



Tu trayectoria es corta pero intensa desde el año 2000, con casi una veintena de exposiciones individuales, la participación en más de 50 colectivas y la consecución de 8 becas para realizar tus obras ¿cómo lo has conseguido?

Supongo que una puerta abre otra, y un proyecto crea la posibilidad de otro. La trayectoria es algo que aparentemente se puede resumir o reducir a unos cuantos renglones o párrafos, pero el proceso en sí y la experiencia, que año tras año se va acumulando, es algo más complejo de explicar. La primera vez que mostré mi trabajo plástico en un lugar público fue en 1998 dentro de un proyecto expositivo organizado desde la Facultad de Bellas Artes de Granada en la Prisión Provincial de Granada, aquella muestra sólo tenía sentido en el interior del centro penitenciario y por supuesto, los reclusos eran los únicos que iban a poder disfrutarla. Realmente es paradójico, al menos a mi me lo parece, pues no es el lugar que todos imaginamos para comenzar una trayectoría artística. Y realmente, esta aparente distopía, fue el inicio y el motor que proporcionó otras experiencias expositivas y otros proyectos de intervención. Pensar, en ese momento, que mi trabajo pudiera verse más allá de otro tipo de fronteras, era cuanto menos un sueño que hoy ha podido hacerse, en parte, realidad. Si he de destacar algo de todos estos años de trabajo, señalaría la constancia, el empeño y el intentar estar siempre preparado ante una posible propuesta. 

¿Se puede decir que el 2008 fue tu gran año con la consecución de varios premios y la selección de obras en varios festivales?¿Para qué le sirven a un artista estos reconocimientos?
[sonrisa] Realmente ese año fue un año muy interesante y muy productivo. La cosas fueron sucediéndose de una forma que probablemente hagan pensar que fué un gran año, pero en cada período surgen posibilidades distintas, este sin duda ha sido también muy fructifero, con la selección de piezas en varios festivales y eventos internacionales entre los que destaca el Optica Festival y la presentación de mi trabajo, en todas sus sedes internacionales [La Paz, Buenos Aires, Paris, Madrid, Gijón] entre las que también se encontraba nuestra ciudad. Sin duda, ha sido una oportunidad inigualable la participación en la exposición La enfermedad, la muerte Reflejos y visiones en el Arte cordobés, organizada por VIMCORSA y comisariada por Jose Mª Baez en el que se exhibieron dos piezas realizadas en este soporte.

En cuanto a la cuestión de los reconocimientos, su existencia  no siempre significa que el futuro se desenvuelva más favorablemente. Es cierto que acompañan y que ayudan a la hora de mostrar o demostrar una trayectoria, pero los beneficios y las celebraciones siempre duran poco, y al día siguiente uno tiene siempre la sensación de que todo está aun por hacer. En el arte, el artista es importante, pero aun más la obra y a las políticas en torno a ella. Y a veces, un artista que empieza a ser conocido por sus reconocimientos no conducen necesariamente a ningún “estatus especial”. El reconocimiento sólo es válido para el presente y tiende ser efímero; el tiempo y la amplitud de la trayectoria es la base para un reconocimiento mayor y más duradero. En mi opinión, nuestro trabajo, consiste definitivamente en sobreponernos al propio acto creativo y también a sus reconocimentos.

¿Te cuesta despegarte de tus obras?
No, en absoluto. Creo que en la producción artística existen varias fases y una de ellas ha de ser la del desapego, que no olvido. Cuando hablamos del desapego, parece que siempre nos referimos a cuando un creador vende su trabajo y le deja, de alguna forma, de pertenecer. Pero existen otra formas de esta circunstancia. Asi, cuando parte de un proceso no es interesante para el artista, se destruye, desaparece, se reutiliza; esto implica también este concepto. Practicar el “desapego” en el proceso creativo, es un beneficio que revierte en la manera de ver tu propio trabajo. A lo largo de estos años he contemplado con cierta lejania algunas de mis piezas y producciones, como en el caso del Proyecto Utopia [más conocido por las instalaciones realizadas con bolsitas de infusión consumida] otras se mantienen cercanas a mi como fieles compañeras de viaje. Ciertamente, la experiencia artistica en mi caso, no tiene una vocación de apego directo con la obra. Existe obra que me acompaña, no sé hasta cuando, y otras que adquieren rápidamente una autonomía en este sentido y que me sorprenden cuando tengo la posibilidad de poder observarlas como un espectador mas. 

¿Qué ve un artista en lo que le rodea que no ven los demás?
Es una idea extendida que el artista es capaz de ver cosas que otros no ven. Parece una posibilidad interesante, incluso romántica y que nos reportaría la posibilidad de ejercer una función verdaderamente alentadora en un mundo como el que vivimos. Pero no creo que esta visión sea una forma de interaccion única y exclusiva entre el artista y el mundo; su mundo. Ni siquiera cuando se consigue identificar un creador con su lenguaje. El artista ve lo que los demás también están preparados para ver, porque en el caso de que la representación no tuviese un otro que escuchara, que observara y que entendiera, el acto comunicativo quedaría desposeído del grado de verdad necesario para tener un sentido pleno. Asi pues, el artista no ve nada que los demás no sean capaz de ver, tampoco es ningún guía que nos ilumina en una realidad irreconocible. El arte, es una condición del ser; somos humanos porque somos capaces de “leer” imágenes, reales o figuradas, y de conmovernos con ellas, de comunicarnos a través de ellas. Nuestro cortex cerebral está capacitado para reconocer y dialogar a través de lo icónico y de la metáfora. Es la sensibilidad hacia lo artístico lo que varía de unas personas a otras y es nuestra labor, la de los creadores, pero también la de los teóricos, pedagogos y resto de entornos relacionadas con la creatividad y lo artístico, los que tienemos la obligación de potenciar esas sensibilidades y hacerlas más visibles para todos. Esa idea bohemia, de un artista sumido en la estravagancia y en la exclusividad del hecho artístico, pertenece, sin duda, a una retórica un tanto “elitista” que condenan al arte a ser disfrutado sólo por unos pocos. Ciertamente para nada estoy deacuerdo con esto. 

Podeís seguir leyendo la entrevista en la página: http://www.andalocio.es/contact/1628.

Ángel personalmente he de decirte que me ha sorprendido la gran carrera profesional que llevas a tus espaldas, y quería darte la enhorabuena por poder estar dedicandote a lo que realmente te gusta el arte. Eres un gran artista, a la vista queda demostrado.

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